
importancia para la obtención de productos seguros para el consumo humano.
La implementación de las BPM apunta a asegurar la inocuidad y la salubridad de los alimentos.
La inocuidad de los alimentos es una característica de calidad esencial y engloba acciones encaminadas a garantizar la máxima seguridad, abarcando toda la cadena de alimentación, desde la producción hasta el consumo. Las legislaciones en relación a la producción de alimentos vigentes en el mundo tienen como finalidad preservar la salud de los consumidores, previniendo enfermedades de transmisión alimentaria. Estos marcos regulatorios, establecen normas y definiciones para la comercialización de productos alimenticios tanto para el mercado interno como para el internacional.
Los ejes principales del BPM (o GMP en inglés, Good Manufacturing Practices) son las metodologías utilizadas para la manipulación de alimentos y la higiene y seguridad de éstos, liberándolos de las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA).
Forman parte de un Sistema de Aseguramiento de la Calidad destinado a la producción homogénea de alimentos, las BPM son especialmente monitoreadas para que su aplicación permita el alcance de los resultados esperados por el procesador, comercializador y consumidor, con base a las especificaciones plasmadas en las normas que les apliquen.
Dentro de las responsabilidades que le caben a la Autoridad Sanitaria, del nivel jurisdiccional que sea, se encuentran el proporcionar un marco legislativo claro y consistente que acompañe la implementación de las BPM en todos los establecimientos que elaboran, expenden y comercializan alimentos, la implantación y la ejecución de sus tareas con metodologías acordes a lo que se quiere investigar/ prevenir y la planificación de las tareas de control buscando que las mismas se enfoquen prioritariamente en la prevención de peligros y riesgos con un enfoque integral de la cadena agroalimentaria. Siempre que sea posible, la inclusión participativa de la comunidad en las tareas de prevención y promoción resulta un aliado para la consecución de los objetivos buscados.
Un consejo y el principal es el de dedicar tiempo a hacer la compra. Leer las etiquetas y fijarnos en los ingredientes de cada producto de Maquina para la industria alimentaria comestible que metamos en la cesta, hará que seamos capaces de reconocer qué productos son realmente saludables y cuáles no. La legislación obliga a que el ingrediente más abundante sea el primero que aparezca en el etiquetado. Como recomendación, apuesta por los productos cuyos ingredientes te resulten fáciles de entender y evita llevar a casa nombres poco familiares como diglicéridos de ácidos grasos. Además, que no sobrepasen los tantos por cientos diarios de consumo de sal y azúcar (1,25 g de cada 100 en el caso de la sal y 50 g en el caso del azúcar).
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